miércoles, 9 de septiembre de 2009

Pozuelo como referente "niños de papá"

La noche de pesadilla que ha vivido recientemente el municipio madrileño de Pozuelo, un asentamiento urbano próximo a la capital caracterizado por el alto nivel de renta de su vecindario, ha liberado todas las alarmas. No es el primer municipio de la zona que padece un episodio de esta naturaleza durante sus fiestas, pero es cierto que el que se produjo el pasado fin de semana adquirió tintes dramáticos y resultó más sonoro y desquiciado que otros por el estilo. En Pozuelo, cientos y cientos de adolescentes envalentonados por el alcohol, iracundos y irracionales, estuvieron a punto de provocar una tragedia. Los policías que acudieron a restablecer el orden temieron por sus vidas, y una dotación acorralada hubo de efectuar disparos al aire para evitar ser quemados vivos en el interior de uno de los coches patrulla en el que acudieron a tratar de sofocar la revuelta. Los sucesos de Pozuelo plantean una urgente reflexión y demandan la necesidad de establecer un código de comportamiento asumido por todos que no pueda ser vulnerado. Una noche tan caótica ha levantado ampollas hasta el punto de que un ayuntamiento como el de Ourense —que se había empecinado en no legislar en su territorio en contra de la práctica del botellón— parece que ya se lo está pensando. Pero con independencia de la necesaria reconstrucción de un marco legal y administrativo que ponga coto a estos desmanes, la propia sociedad debe tomar la iniciativa y platearse opciones que reinstauren el principio de autoridad perdido, especialmente en colegios y ámbitos familiares. Padres y educadores tienen mucho que decir al respecto, especialmente los primeros, obligados a rescatar la tarea de vigilancia y gobierno de sus hijos. En cuanto a los maestros, necesitan respaldo institucional inequívoco para no sentirse solos.
EDITORIAL

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